
28Jun
¿Cómo enseñarle a tu hijo a ser inteligente emocionalmente?
Sentir, sentir, sentir. En el siglo pasado, la inteligencia emocional era solamente algo de lo que se hablaba como una posibilidad lejana, mientras tanto los niños seguían recibiendo la misma instrucción “Los niños no lloran” o “huyy, mira que feo te pones cuando lloras”.
Estamos acostumbrados a decir que “hay que separar las emociones del trabajo”, que “las emociones hay que aprender a hacerlas a un lado”, y así hemos divagado estas mentiras hasta que todos las creímos como verdad.
¿Cómo ayudar a tus hijos a andar por el camino de las emociones sanas?
El primer paso para poder enseñarle a tus hijos la posibilidad de tener una inteligencia emocional en sus vidas es desaprendiendo de todos los paradigmas que tienes sobre las emociones.
A partir de aquí, toca óolo darte el espacio para sentir las emociones, cualquiera que sean, y aprovechar las oportunidades que se presentan para hablar de ellas. Cuando inicias, es una experiencia enriquecedora.
Si quieres saber un poco más sobre cómo definir las emociones sanas, este encuentro reflexivo sobre emociones sanas puede ayudarte a verlo a más profundidad.
Hoy te ofrecemos 3 dinámicas que puedes practicar con tus hijos (si nos lo permitís, indicadas para realizarlas con los pequeños de 6 a 12 años, para trabajar con los adolescentes necesitamos otro post 😉 ), para ayudarles a ser emocionalmente inteligentes y, más allá, tener un mejor bienestar mental.
Identificando, ando: ideal para la etapa de descubrimiento de emociones
En esta dinámica solo tienes que buscar en revistas, fotos de la familia u otras fuentes, imágenes en las que se expresan distintas emociones y, en conjunto con tus hijos, pegarlas en un cuaderno al que le pueden poner el nombre que quieran.
Es ideal comenzar esta actividad con los más pequeños, entre 6 a 8 años, de forma que al tener 10, ya tengan un vocabulario emocional amplio. Pues los sentimientos a partir de los 10 años empiezan a ser más complejos.
El ejercicio consistirá en ir añadiendo fotos y descripciones de las emociones, incluyendo el lugar físico donde reside la emoción, por ejemplo: “Esta niña parece tener miedo. El miedo se siente como un vacío en mi tripa.”
La idea es que a medida que practican este ejercicio en el tiempo, tus hijos tendrán mucho más certeza de las emociones que van viviendo, podrán expresar con facilidad incluso las más complejas.
La botella de la calma: para cuando la rabia y la frustración está volviéndose muy presente
Esta dinámica es ideal para cuando tenemos en casa niños y niñas de 5 a 7 años, edades donde algunas rabietas empiezan a hacerse más frecuentes, dependiendo del carácter del niño o niña.

Mezcla en una botella de plástico (vale una de 250ml o de medio litro), agua tibia, brillantina, un poco de colorante y silicona líquida. Una vez tengamos la botella lista y bien sellada recurriremos a ella cuando vuestro hijo esté teniendo una crisis de rabia o frustración.
Previamente, acuerda con el que jugarán este juego cada vez que algo lo saque de su estado de calma y no pueda expresar su rabia o molestia sino ante un “berrinche”. El juego consiste en agitar la botella tan fuerte como sea su rabia de ese momento y una vez muy batida, deberá ver como cae la brillantina al fondo del bote.
Acompáñalo en este procedimiento, y una vez se haya asentado la brillantina, inicia una conversación donde juntos identifiquéis qué causó la rabia, cómo solucionarlo y cómo podemos mejorar la reacción la próxima vez que esto suceda.
Describiendo a todos en casa: ideal para conocer cómo nos ven nuestros hijos y para profundizar en las emociones interpersonales
Esta dinámica es perfecta para desarrollar la comunicación de emociones y características de personas cercanas al entorno familiar. Así mismo ayuda a identificar si hay alguna alteración o algo inusual con algún miembro del entorno cercano y los pequeños.
Para empezar, consigue un block de dibujo donde coloques en el medio de cada hoja una foto de distintos miembros de la familia. Pídele que elija dos colores y utilice uno para las características de esa persona que le gustan y otro para las que no.
Es perfecta para niños entre 9 y 11 años, que normalmente ya conocen mayor cantidad de vocabulario. También han empezado a formar sus opiniones sobre lo que les gusta y lo que no.
Una vez ha descrito con las palabras a este miembro de la familia, pídele que asocie un dibujo a este mapa de la persona. Puede tener la libertad de dibujar un objeto en específico (un vaso, un corazón, una carita feliz) o dibujos más complejos (en este último caso, puedes pedirle que te diga qué significado tiene el dibujo).
Tips finales para ayudar a tus hijos durante su crecimiento a ser más inteligentes emocionalmente
Es importante que todas estas actividades las hagas de forma constante. Así podrás ir ampliando el mapa de personas de su entorno que se vuelven importantes para ellos.
Si una vez han llegado a la adolescencia has podido darle estas herramientas emocionales a tus hijos, estarán más preparados. Y es que será más probable que durante esa nueva etapa se haya generado una cercanía y confianza emocional, que te de acceso a sus nuevas experiencias. Esto os dará un nuevo nivel de comunicación.
Si quieres leer un poco más sobre la inteligencia emocional para padres, puedes echarle un vistazo a 5 hábitos que practican los padres con hijos emocionalmente inteligentes
Una vez más, gracias por leernos. Sabemos que quieres lo mejor para tus hijos y estás aquí buscando herramientas útiles. Si quieres profundizar un poco más en estos temas o prefieres que un experto te guíe en este camino, queremos que sepas que nuestros servicios de coaching online y coaching a domicilio en Zaragoza están disponibles para ti.
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