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Cuando una persona padece de problemas emocionales, sus capacidades cognitivas y de aprendizaje, se ven perturbadas. La educación es un tema actualmente lleno de mucha controversia, ya que sigue siendo igual ahora que hace 100 años.

Todo evoluciona, menos la educación en el mundo. Un colegio que no esté al tanto de los avances neurocientíficos que brindan información del porque un alumno no aprende igual que otro, pierde credibilidad y confianza.

El aprendizaje está relacionado con las emociones, ya que un joven que no le gusta ir a clases entrará en un proceso traumático. El resultado de esto es una fuerte depresión que seguro puede desencadenar otros inconvenientes.

¿Qué se necesita para tener un mayor aprendizaje?

Cuando tus hijos son expuestos a situaciones de estrés puede causar efectos negativos en el aprendizaje. Cuando a un niño le afectan pequeñas tensiones en el colegio, quizás no tenga la capacidad de interactuar con sus compañeros y su rendimiento baje.

En esto la inteligencia emocional explica que la conexión y la empatía con los demás, es vital para lograr momentos de aprendizaje. También, genera dificultades a la hora de poner atención.

Si no presta atención, el alumno no podrá capturar ni consolidar la información suministrada, haciendo difícil su evocación posterior. Esto repercute directamente con sus problemas emocionales que no lo dejarán aprender.

Evita conflictos contigo mismo y aprenderás con mayor fluidez 

Los conflictos nunca llevan a nada positivo, y mucho menos cuando son contigo mismo. A veces andamos emocionalmente negativos y nos cuesta atender o aprender algo nuevo.

Aprender está estrechamente vinculado con sentir. Cuando nos compenetramos con algo que nos motiva a seguir andando, nuestro cerebro se expande y permite la entrada del conocimiento.

Cuando estamos enamorados, nuestras emociones e inteligencia emocional se activan ampliamente. Esto permite que nuestras ganas de atender y consolidar la información se desarrollen efectivamente. 

Está demostrado científicamente que una persona emocionalmente activa y abierta a emociones positivas, es capaz de aprender un idioma en seis meses. 

Un alumno puede bajar su rendimiento si no es feliz

El talento perdido es uno de los desperdicios más grandes que pueden existir en este mundo. Cuando nos obligamos a hacer algo para evitar el dolor de los demás, caemos en un desecho de emociones no canalizadas.

Un alumno que no es feliz yendo al colegio, no es capaz de desarrollar la inteligencia emocional y mucho menos el aprendizaje. Su rendimiento se verá afectado ya que su mente no estará en captar información, sino en resolver el problema.

Pero estará en esa lucha eterna, ya que su capacidad cognitiva no logrará desarrollarse. Esto con la finalidad de obtener herramientas que lo ayuden a solventar sus problemas. Estará inmerso en un círculo vicioso que lo puede llevar a caer en una profunda tristeza, desinterés o depresión.

Con todo esto, sobra decir, que nuestra estabilidad emocional es clave a la hora de aprender. La nuestra y la de nuestros hijos e hijas, de ahí que su la importancia en aprender a gestionarla sea una de las claves para afrontar la vida con el mayor éxito posible (y no sólo en cuanto a estudios se refiere).