Consejos prácticos para educar a los hijos desde pequeños hasta la adolescencia (vídeo)

Papá y mamá los mejores coaches para sus hijos

¿Qué deseas como padre o madre? Que tus hijos sean felices y que adquieran todas las habilidades para que también lo sean en el futuro. Se resume fácil pero no lo es tanto, si eres madre, padre, sabrás que la tarea de educar, no es sencilla.

Es más, muchas actividades diarias con nuestros hijos, a menudo nos llevan a momentos de estrés, ansiedad, agobio que nos complican mucho afrontar el día día con tranquilidad.

Como es natural, estas reacciones por nuestra parte, hacen que desaprovechemos oportunidades valiosísimas para educar conscientemente en el día a día (a corto plazo) de una forma muy concreta, con el objetivo de que tengan repercusión en la futura persona que nos gustaría que se convirtieran nuestros hijos(una educación mucho más a largo plazo). Así, actúan los padres que son conscientes de la responsabilidad de sus actos, conversaciones, comportamientos,…, actuando de una manera muy concreta hoy, con un objetivo claro para el futuro.

Lo que te proponemos es que pongas en práctica tres herramientas que harán al niño protagonista de su aprendizaje. Es decir, lo dotarán de la capacidad para decidir por sí mismo (tranquilo/a, casi siempre coincide con lo que los padres tienen también en mente).

Para resolver las situaciones a las que te enfrentas de manera cotidiana y a su vez aprovecharlas para educar a largo plazo, te planteamos tres situaciones muy concretas que puedes ver en el vídeo.

La charla la impartimos en el Instituto Aragonés de la Juventud, invitados por EFIC, quienes organizaron el Congreso de Coaching en Estado Puro, donde hablamos de esto, de coaching educativo aplicado al día a día de las familias.

Cómo resolver las situaciones del día a día y aprovecharlas para el futuro

· 1. “Adiós al verbo SER”

Tu hijo se cree todo lo que dices, y ojo, de manera literal, si dices que es un cabra loca, es probable que pronto se ponga a saltar por los muebles como si fuera por el monte. Hay que tener mucho cuidado con lo que dices que tu hijo es, porque dalo por hecho, se convertirá en eso. Tanto si lo que dices es bueno o es malo. Y ¡ojo!, que las etiquetas positivas no son tampoco nada beneficiosas.

¿Qué te recomendamos de manera sencilla y práctica? Que cuando hables con tu hijo/a, elimines el verbo “ser”. Directamente. Es mejor concretar y referirse al hecho o la situación y no a la identidad del niño. Por ejemplo, en vez de decir: “¡qué listo eres!”, mejor “¡cómo se nota cuánto te has esforzado para el examen!”

· 2. “Habla en afirmativo”

¿Quién ha pronunciado estas palabras alguna vez?: “no pegues”, “no grites”, “no digas palabrotas”, “deja de enredar”, “deja de discutir con tu hermano”. Todos en algún momento, es inevitable, ¿verdad?

¿Y qué ocurre cuando decimos esto a los niños? ¿Dejan de gritar? ¿Dejan de pegar? ¿Dejan de discutir? Puede que dejen de gritar, si no es a la primera, a la cuarta. Pero lo cierto es que en el momento que surge una situación similar, es probable que el niño vuelva a gritar, a pegar, a no recoger… ¿y por qué ocurre esto?

Básicamente porque el niño no entiende lo que tiene que hacer. Y alguno pensará, cómo que no, si él ya sabe lo que tiene qué hacer. Pero lo cierto es que no. Si queremos que nos hagan caso, la clave está en dar las órdenes en afirmativo, es decir: una instrucción clara, corta y en afirmativo.

Así que si queréis que vuestros hijos dejen de hacer algo concreto, un comportamiento que no es adecuado, indicarles qué SÍ deben hacer y no qué no.

· 3. “Pregunta con interés y escucha con más interés”

Esta última situación se repite una y otra vez con los padres durante las sesiones. “¿Qué tal el cole?”(tono amigable de madre/padre) – “Bien” (tono niño, más bien seco, aburrido, con desgana) “¿Qué habéis comido?” – “Sopa.” “¿Qué tal examen?” – “Bueno.”

Y así entramos en bucle todos los días. Muchos padres y madres vienen a propiciar esto precisamente: quieren pautas para conversar con sus hijos. Claro que sí.

La magia del coaching se asienta en la formulación de preguntas, pero de manera pausada. Dando tiempo para pensar la respuesta del niño (no dar una respuesta nosotros antes en nuestra cabeza) y estar atento a lo que nos contesta porque eso es lo que nos dará la pistas para seguir la conversación.

Y si preguntáis con interés, escuchad con más interés. Acompañadlos durante la conversación, convertiros en niños, adaptaros a ellos, utilizad su lenguaje, su tono, hablad de sus hobbies. Esto hará que creéis sintonía, empatía y una mayor conexión con ellos. Y por supuesto, sentará las bases para que cuando sean más mayores cuenten con vosotros cuando tengan una dificultad.

En resumen, preguntad con interés, escuchad con más interés y seguid su conversación, hablaréis de chorradas (para vosotros) como instagram o algún cotilleo del cole pero os aseguramos que de esta forma se sentirán comprendidos y contarán con vosotros en las situaciones más importantes.